Espacios verdes y salud

Áreas:

Descargar artículo en PDF

Yolanda González-Rábago

El entorno físico en el que las personas vivimos condiciona de manera relevante nuestra salud y los hábitos de vida saludables que desarrollamos en nuestro día a día. En este sentido es conocido que la existencia de espacios verdes en el entorno contribuye a que la población tenga un mejor estado de salud y mayores niveles de bienestar percibido (1, 2). Los espacios verdes son típicamente definidos como lugares abiertos, no construidos y con vegetación natural, pero también existen espacios verdes en el entorno urbano, como los parques o las calles con arbolado y vegetación que son considerados muy positivos para la salud de los/as residentes de las ciudades (1).

Durante la última década, numerosos estudios han mostrado la relación entre los espacios verdes y algunos de los determinantes intermedios de la salud, como son la realización de ejercicio físico, el sobrepeso o la obesidad, y el menor estrés (3, 4, 5). Asimismo, la relación entre la exposición a espacios verdes y resultados directos en la salud de la población ha sido ampliamente analizada, tanto en términos de mejor estado de salud general, como de salud mental o en la reducción de la mortalidad (1, 2).

Son diversas las hipótesis que explican esta relación entre el contacto con la naturaleza y la salud y bienestar de las personas (1). En primer lugar, la disponibilidad de espacios verdes en el entorno ayuda a la promoción de la salud ofreciendo oportunidades para la práctica de actividad física al aire libre, cuyos beneficios para la salud son conocidos e incluso mayores en comparación con el ejercicio que se realiza en espacios cerrados (6). En segundo lugar, la existencia de espacios verdes públicos está también relacionada con el desarrollo de relaciones sociales que contribuyen también a mejorar nuestro bienestar (7). Por otro lado, los beneficios de la exposición a la luz del sol, o a una serie de microorganismos que son importantes para el desarrollo del sistema inmune y para la regulación de procesos inflamatorios, son otras de las posibles explicaciones (8). Está demostrado que

Vivir cerca de espacios naturales en la ciudad o tener contacto directo con la naturaleza está positivamente relacionado tanto con el estado de salud percibido, como con una mejor salud mental.

En todo caso, y más allá de los mecanismos que explican esta relación, está demostrado que vivir cerca de espacios naturales en la ciudad o tener contacto directo con la naturaleza está positivamente relacionado tanto con el estado de salud percibido, como con una mejor salud mental (1, 2, 3, 4, 9, 10). Además,  el aumento de áreas verdes en los barrios se relaciona con una mejora en la autovaloración de la salud (11). Por otro lado, la disponibilidad de parques fomenta la práctica de ejercicio físico, especialmente los paseos, que se relacionan con una reducción en la mortalidad por todas las causas, una mejora de la calidad de vida relacionada con la salud (12, 13) y una reducción del riesgo de diabetes en edad adulta, obesidad, hipertensión y enfermedad cardiovascular (14, 15). Además, los espacios verdes urbanos reducen la contaminación del aire (16), que a su vez está demostrado su efecto en la salud (17).

Como se ha dicho, además de los beneficios en la salud física, los espacios verdes también repercuten positivamente en la salud mental. Se ha observado que tener contacto con la naturaleza reduce los niveles de estrés y mejora la atención en las actividades cotidianas (18, 19), así como mejora la autoestima, reduce la ansiedad, la depresión o los trastornos psicosomáticos, siendo esta relación más fuerte para los grupos socioeconómicos más desfavorecidos, las personas mayores y las jóvenes (20, 21). Por otro lado, disponer de espacios de encuentro al aire libre en los barrios como pueden ser los parques o zonas de recreo aumenta el nivel de interacción entre los/as vecinos/as, lo que a su vez repercute en una mayor cohesión social. Sabemos que contar con redes sociales fuertes tiene importantes beneficios para la salud y la adopción de conductas saludables (22, 23), y que disminuye el riesgo de mortalidad (24, 25), independientemente de la autovaloración de la salud, la edad, el nivel socioeconómico y las conductas relacionadas con la salud como fumar, beber alcohol, realizar actividad física o el tipo de dieta (26). La mejora de la interacción social y de las actividades comunitarias contribuye también a la reducción de los niveles de estrés y reduce la sensación de ansiedad y depresión (27).

Sin embargo, es importante considerar no solo la disponibilidad y el acceso a los espacios verdes como un activo para la salud, sino que es también relevante tener en cuenta el uso que se realiza de dichos espacios, porque ello también puede tener efectos contrarios. La utilización de estos espacios de esparcimiento como lugares para actividades conflictivas (consumo de alcohol y/o drogas ilegales) puede aumentar los niveles de ansiedad de la comunidad (28), la tensión arterial (29), así como la adopción de conductas poco saludables, caso del hábito tabáquico (30).

 

Descargar artículo en PDF