Isabel Mosquera
Dentro del marco conceptual de la Comisión de Determinantes Sociales de la Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la política fiscal es uno de los considerados determinantes estructurales de la salud (1). La política fiscal de un Estado se define como la gestión por parte del Estado del gasto y los ingresos, mediante mecanismos como los impuestos y el gasto público (2).
La implementación de medidas fiscales es una de las estrategias propuestas por Naciones Unidas para la consecución de entornos de vida saludables, con el objetivo de reducir los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles, caso de la dieta no saludable y el consumo de tabaco y alcohol (3). Dado que el impacto de las intervenciones fiscales, tanto de subvenciones (bajada de precios) como de impuestos (incremento de precios), es difícilmente predecible por la variabilidad individual y de grupos poblacionales en cuanto a la demanda de los productos con el cambio en su precio, la mayor parte de la literatura al respecto se basa en estimaciones (4).
Con relación a la alimentación, las medidas fiscales que gravan los alimentos no saludables parecen alterar de manera significativa el consumo de estos productos (5), observándose un incremento del consumo de alimentos más saludables y una menor adquisición de aquellos ricos en grasas, sodio y azúcar (6). Los efectos en la dieta parecer ser más acusados con la bajada de precios que con su subida (5), apuntándose en un estudio procedente de EE.UU. que la reducción del 1 % del precio de frutas y verduras podría conllevar una disminución de más de 6.700 casos de enfermedad coronaria y casi 3.000 ictus isquémicos (7). En cuanto al alcohol, en Canadá se estimó que un aumento del 10 % en el precio medio de las bebidas alcohólicas reduciría en un 9 % aproximadamente las admisiones hospitalarias atribuibles al consumo agudo de alcohol y al consumo crónico dos años después (8).
Por otro lado, además de los efectos directos sobre las conductas relacionadas con la salud, la política fiscal puede tener un efecto indirecto sobre la salud poblacional a través del aumento de la recaudación que, a su vez, se puede destinar a aumentar el gasto dirigido a la mejora de la salud. Así, por ejemplo, los impuestos recaudados podrían permitir la financiación de intervenciones para prevenir enfermedades no transmisibles, reduciendo así la carga que suponen a la sociedad y sus costes asociados (6, 7, 8, 9). Los argumentos esgrimidos en contra de los impuestos son, entre otros, el posible aumento del tráfico ilegal de algunos productos (como alcohol y tabaco) y su naturaleza regresiva, es decir, tener un efecto proporcionalmente mayor en consumidores de ingresos bajos (9, 10, 11).
Las políticas de austeridad se han relacionado con efectos adversos en la salud
En relación con las políticas de austeridad fiscal puestas en práctica fundamentalmente en épocas de recesión económica, han sido objeto de debate y estudio en cuanto a su impacto en salud (12, 13, 14), en los determinantes sociales de la salud (15, 16) y en desigualdades en salud (17, 18). En este sentido, las políticas de austeridad se han relacionado con efectos adversos en la salud por los recortes en la cobertura sanitaria (19), en los gastos en salud pública (por ejemplo, en los programas de prevención y tratamiento del uso de drogas ilegales), el traspaso de coste a los/as pacientes (con el incremento del coste de consultas ambulatorias o el copago farmacéutico) o el deterioro de condiciones socioeconómicas (20). Además, se afirma que el efecto de las políticas de austeridad es mayor en población vulnerable (18, 21, 22). Sin embargo, otros/as autores/as concluyen que estas políticas aún no han tenido el tiempo suficiente para mostrar el deterioro que han podido generar en la salud o la atención sanitaria (23).
En cualquier caso, parece no haber respuestas sencillas acerca de cómo afectan las políticas fiscales a la salud. Su efecto sobre los determinantes intermedios de la salud, y por ende sobre la salud, varía de manera considerable de un país a otro y dependen en gran medida de la situación previa a su implementación (16).
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